En el interior del cuerpo hay una rejilla sobre la cual se coloca el combustible, y recibe por la parte inferior el aire que produce el fuelle.
acículas o agujas de pino, restos de sacos, orujo de uva y
aceituna secos, boñiga de vaca seca, capachos viejos de
extracción de aceite que sean de esparto, etc
Otro combustible que podemos emplear es la paja de espliego, lavandín o romero. Una vez
encendido el ahumador, lo atacamos con alguno de los combustibles indicados anteriormente, dando humo abundante.
Cuando el ahumador está ya cargado y encendido, es interesante colocar encima una
pequeña capa de hojas verdes o hierba, con objeto de que el humo salga algo más fresco y
sin chispas, que excitan a las abejas.
Para que se mantenga encendido, es aconsejable accionar el fuelle de vez en cuando.
Algunos ahumadores llevan una rejilla de alambre alrededor de la zona caliente para evitar
quemaduras.
El ahumador es una herramienta imprescindible para todo apicultor. Desde tiempos
inmemoriales se ha utilizado el humo para disminuir la agresividad de las abejas al
momento de realizar manejos en las colmenas.
El ahumador es un recipiente resistente a altas temperaturas y a golpes ya que dentro de
este se llevará a cabo la quema de materia orgánica para producir humo con la precaución
de no emitir una llama calórica que pueda alterar la integridad de las abejas, se debe
obtener un humo blanco en abundancia por medio de un mecanismo de propulsión manual.
La función de este humo es lograr el control sobre las abejas, que ante su presencia,
suponen la existencia de un incendio y comienzan a libar (sorber) el néctar que tienen
almacenado en las celdillas, y con ello pierden la ductilidad de su abdomen y su instinto
para picar a quien irrumpe en la colmena. Esta es una conducta natural, posiblemente
inmutable genéticamente, ya que siempre ha estado presente en la abeja la acción de
cargar alimento en sus cuerpos cuando se ven amenazadas por un incendio.
El modelo de ahumador más utilizado se compone de un fuelle (soplador) unido a un cuerpo
cilíndrico metálico, (que puede llevar una reja protectora si se desea), acoplado por medio
de una bisagra a una tapa cónica con agujero por donde emana el humo. En el interior del
cilindro hay una rejilla sobre la cual se coloca el combustible, y recibe por la parte inferior el
aire que el fuelle introduce en la cámara de combustión. Los combustibles más empleados
son: hojarascas, aserrín de madera, pasto seco, olote u otro sustrato orgánicos inocuo para
las abejas.
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