17 mayo, 2016

Cuatro alas para cumplir su misión

Las abejas poseen dos pares de alas para mantener el vuelo y soportar una carga. un par de alas es más pequeño y se encuentra plegado mientras la abeja está en reposo. Cuando la abeja vuela, este, se despliega enganchandose al par de alas más grande mediante una serie de garfios...



El vuelo de las abejas.
El vuelo de las abejas ha sido hasta hace poco un misterio para los expertos, porque según las leyes de la aerodinámica las abejas no deberían poder volar, debido a las pequeñas dimensiones de sus alas en relación con su cuerpo. Pero evidentemente, vuelan. En este artículo, intentaremos explicar cómo lo hacen.

Las alas de las abejas.

Nos preguntaba el otro día un visitante sobre el número de alas que tiene una abeja. Pregunta aparentemente fácil, pero no tanto, porque mucha gente piensa que tienen dos, cuando realmente son cuatro.
Efectivamente, son dos pares de alas, uno a cada lado del cuerpo, los que posibilitan el singular vuelo de las abejas. Estos dos pares de alas, están adaptados para mantener un vuelo rápido, pero también para soportar una carga, matiz imprescindible para las tareas de recolección, que es uno de los principales objetivos del vuelo de las abejas. El segundo par de alas es de menor tamaño que el primero, y estando la abeja en reposo se encuentra plegado bajo el primero. Cuando la abeja emprende el vuelo, “despliega” este segundo par de alas, y lo engancha al primero mediante una serie de garfios.



Ambos pares de alas, están reforzados por una serie de nervaduras por cuyo interior circula la hemolinfa (la sangre de las abejas). Las alas, en contra de lo que pudiera pensarse, no tienen músculos propios, siendo sus movimientos producidos por los músculos del tórax, que es donde se insertan al cuerpo de la abeja; la contracción alternativa de los músculos transversales y longitudinales es lo que hace que las alas se muevan arriba y abajo.

el vuelo de las abejas
Sección del tórax de las abejas

Desde hace muchos años se viene diciendo que, desde el punto de vista teórico, las abejas no deberían poder volar, pues según el tamaño de sus alas, el peso de sus cuerpos y la aerodinámica conocida, los cálculos dicen que su vuelo no es posible.  Según los cálculos, el problema fundamental radica en que sus alas son tan pequeñas que no deberían producir suficiente sustentación durante el vuelo. Pero es evidente que vuelan.

El misterio del vuelo de las abejas
El mecanismo aerodinámico que da respuesta a esta pregunta, era un misterio hasta hace poco, y ha sido descubierto hace poco por investigadores del Instituto Tecnológico de California. Es básicamente el siguiente:
A diferencia de otros insectos voladores que baten las alas entre los 145 y 165 grados, las abejas las baten menos de 90 grados pero lo realizan a mucha velocidad, a una frecuencia de 230 aleteos por segundo. Utilizan un patrón mixto de aleteo menos eficiente que el aleteo amplio y más lento de otros insectos a pesar de su necesidad de volar lejos en busca de alimento y volver, pero al mismo tiempo pueden conseguir mayor sustentación cuando la necesitan, como al llevar cargas pesada como el néctar y el polen.
La razón de la velocidad anómala del aleteo de las abejas es sencilla, y viene determinada por sus propias necesidades, dado que las abejas dedican gran parte de sus vuelos a permanecer suspendidas en el aire, ya sea mientras recolectan el néctar o polen de las flores, ya sea en maniobras de aterrizaje, en las que el tremendo peso que deben transportar se convierte en una dificultad añadida.
La técnica de las abejas, que ha sido calificada de insólita, consiste en que “el ala se mueve hacia atrás en un arco de 90° y mientras vuelve hacia delante va girando. Dicho proceso se repite doscientas treinta veces por segundo. […] Se parece a una hélice en la que, además, la paleta rotara”, según explica un miembro del equipo de investigación.
El descubrimiento de esta singularidad, podría ayudar a los ingenieros aeronáuticos a diseñar hélices más eficientes o aeronaves de alta maniobrabilidad.

La velocidad del vuelo de la abeja

Según el investigador austriaco Karl von Frisch, la abeja melífera puede llegar a alcanzar una velocidad máxima  de 29 km por hora cuando vuela sin carga desde la colmena hasta su fuente de alimentación, y con viento en calma. Aunque por supuesto, esa velocidad se reducirá si el vuelo de la abeja se produce cargada de néctar o polen. A modo de referencia, cabe aquí indicar que una persona  que no es atleta profesional puede correr a una  velocidad de entre 25 a 29 km por hora durante unos cien metros, por lo que en caso de que nos persiguiera una abeja, es fácil que nos acabase alcanzando.
¿Y en comparación con otros insectos? Para amenizar un poco esta entrada, os invitamos a ver este simpático vídeo de la serie de animación Minuscule, donde un caracol, una avispa, una mariquita, una mosca, una libélula y una abeja de la miel compiten por ver quién es más veloz. ¿Quién creéis que será el ganador?








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